Entrevista

Superdeporte

20 de juliol de 2007

Superdeporte

Carme Miquel, La lucha que no cesa

Per Raquel García Roca

Escribir en Valenciano. Defender la lengua valenciana y sacarla de su estado minoritario es la gran lucha de Carme Miquel, una escritora dulce y didáctica, pero sobre todo, una escritora valenciana y en valenciano, a pesar de que es plenamente consciente de que esta actitud limita mucho su mercado y la capacidad de llegar al lector. Ella prefiere contribuír más a la divulgación de la cultura que engrosar sus números…


Desde su época de estudiante, Carme Miquel tiene bien claro que hay que divulgar el valenciano para normalizarlo y por eso afirma que su lengua literaria es el valenciano, al que quiere dedicar su esfuerzo y toda su ilusión. Bueno, su lengua literaria y su lengua del día a día, de hecho, esta entrevista es la segunda que hace en castellano en toda su carrera puesto que para el resto de su vida utiliza exclusivamente su lengua mater. Además de por la claridad de ideas, Carme se caracteriza por ser una mujer extremadamente dulce y de sonrisa cándida que se expresa como lo hacen los que son profesores de vocación -con mucho didactismo- y que tiene respuesta para todo, una respuesta formada y que siempre argumenta de manera convincente y fundamentada.

Su actividad ha estado fundamentalmente centrada en la enseñanza con la particularidad de que ha pasado de enseñar usted a que sus libros formen parte de sus lecciones.

Sí, la profesión te marca mucho y, de hecho, en varios de mis libros abordo aspectos didácticos, educativos y, claro, es normal que hayan entrado en los colegios o en los institutos, dependiendo del libro.

¿No cree que el mundo que plantea en su último libro –L’Amenaça de les grues– es demasiado idílico? Por ejemplo, el grupo de amigos ayudan muchísimo a unos inmigrantes e, incluso, quieren tender un puente con Marruecos, apuestan por la agricultura ecológica, luchan contra la especulación del terreno y la urbanización desmesurada…

No creo que sea un mundo idílico, sino que es el mundo que debería existir y, como es un libro dirigido a jóvenes, pienso que hay que transmitirles unos valores positivos. Yo intento transmitirlos con la actitud de los personajes puesto que son unos personajes que tienen unos valores positivos y los ponen de manifiesto. Por eso tienen opinión sobre lo que es el urbanismo salvaje, tienen propuestas para combatirlo y también tienen propuestas para el tema de la inmigración, desde su punto de visa y desde su ámbito de actuación.

La Marina siempre aparece en sus novelas, imagino que era inevitable que en alguna de ellas apareciera la urbanización masiva.

La Marina es mi punto de referencia. Alguien dijo que la patria de cada uno es su infancia, entonces, La Marina es mi infancia y, por tanto, es el paisaje que tengo interiorizado, es la forma de vida que tengo asumida, son mis raíces y mis referentes. Efectivamente, el ver las transformaciones que ha ido sufriendo a lo largo de los años, te afecta. Estaba muy bien porque tenía un desarrollo económico y social a través del turismo, pero ha llegado a un punto en el que ha florecido un urbanismo salvaje y un desarrollo sin control y esto es absolutamente negativo porque el paisaje se ha deteriorado y los puntos de referencia y las raíces se han visto trastocadas.

En sus novelas habla de La Marina, pero también ha vivido en L’Horta, otra zona que ha visto cambiar muchísimo su paisaje.

Sí, yo pienso que eso es un drama para los valencianos porque todo este desarrollo urbanístico habría que haberlo planificado teniendo en cuenta las necesidades demográficas ya que no existen las necesidades para las cuales se está construyendo y, luego, teniendo en cuenta a las personas que viven así como los recursos naturales, económicos, ecológicos y el património histórico porque la huerta es, además de agricultura, patrimonio histórico, un recurso ecológico y un recurso económico ya sabemos que la agricultura pasa por un periodo difícil, pero lo que hay que hacer es protejerla al máximo. Como el desarrollo no se ha planificado y se ha ido a un urbanismo salvaje, desaparecen todas las señas de identidad.

Suyo, igual podemos leer un ensayo, que un libro de texto que novelas dirigidas a adultos y a jóvenes.

Sí, yo me he dedicado a al enseñanza durante casi 40 años y, por tanto, mi relación con los niños ha sido diaria y muy viva así que empecé escribiendo para niños, haciendo literatura infantil porque desde el movimiento de enseñantes, al que yo siempre he pertenecido, tenía muy claro que la escuela valenciana había de ser en valenciano y para eso hacía falta materiales, materiales para que los niños pudiesen leer y aprender la lengua. Y empecé, tanto yo como otros enseñantes, a hacer libros para niños, de lectura y literatura infantil.

Eran unos libros que recuperaban muchos aspectos de la tradición.

Sí, en muchos aspectos, sí porque nosotros pensábamos que había que transmitir la cultura popular, una cultura que está barrida del mundo actual y, a partir de la misma, los introducíamos en la literatura.

¿Escribiría en castellano para ampliar el público al que se dirige?

No, mi lengua literaria es el valenciano y, además, es la lengua con la que quiero escribir y en la que quiero transmitir. Puntualmente no digo que no escribiría en castellano, sobre todo, si fuese algo para publicar en otro sitio, para publicar en el resto de España o en America Latina, pero para publicar aquí yo escribo en valenciano.

Pero escribir en valenciano impide que jóvenes de otros lugares lean sus textos.

Sí, es verdad, pero yo eso lo tengo asumido. Tengo asumido que hay que divulgar nuestra lengua y que hay que normalizarla. Si todo estuviera normal, no tendría inconveniente en usar una u otra lengua, pero como en estos momentos el valenciano todavía es una lengua minorizada, pues yo prefiero dedicarle mi esfuerzo y toda mi ilusión al valenciano.

¿Le molesta estar encuadrada dento de la etiqueta de literatura de mujeres?

No me molesta. En un principio, parece ser que distinguir entre literatura femenina y literatura general sea una marginación para la mujer, pero yo no entiendo la literatura femenina en ese aspecto porque la literatura de mujeres no es igual a lo que yo diría literatura femenina. Para mí, la literatura femenina es aquella que coge algunos aspectos positivos de la vida de las mujeres a través de los tiempos y los pone en valor. Por ejemplo, yo en mi novela “La Mel i la Fel” reflejo un mundo de mujeres, pero un mundo de mujeres lleno de vivencias enriquecedoras, lleno de complicidades entre mujeres, lleno de creatividad, lleno de afectos… Esos son aspectos positivos dentro del mundo femenino a lo largo de la historia que han sido minusvalorados y que yo creo que hay que ponerlos en valor y que no restan, en absoluto, igualdad entre el hombre y la mujer porque somos iguales, pero somos distintos. Iguales para ejercer las mismas responsabilidades, pero yo pienso que eso no quita que haya una sensibilidad que hay que potenciar, también para los hombres.

Algo que no tiene nada que ver con esa literatura de mujeres que sólo reflejan el aspecto más superficial del género femenino.

Es verdad que tradicionalmente se ha llamado literatura de mujeres y de literatura femenina a una pseudoliteratura, aquella que consideraba a la mujer como un florero, como un personaje de pocas luces y muy secundaria. Pero hay una tendencia generalizada en la literatura actual a darle otro contenido al concepto.